viernes, 31 de julio de 2009

Érase una vez, mi Coronel

Por Ricky

Cierto día, cuando Coronel aun era solo un centenar de casas que limitaba con Lota, decidí explorar más allá de sus límites. Yo de cortos nueve años de edad emprendí mi aventura un día viernes después de ayudar a mi padre en las tareas del hogar, en ese entonces el lote de casas llegaba aproximadamente hasta lo que hoy es la calle Lota. Siempre me preguntaba que habría mas allá de esos limites, el problema era que cuando consultaba a algunos de los habitantes mayores nadie daba una respuesta verdadera, sino que se limitaban a mentir diciendo no seas preguntón, para allá hay solo tierra y en realidad si me ponía a mirar, eso era lo que se veía. por lo mismo no me atrevía a alejarme o mas bien salir de los limites ya existentes, ese día en que me decidí explorar un poco, fui sorprendido por mi madre la que me llamo la atención y me advirtió que no lo intentara nunca más o si no me castigaría. El ver tan enojada y nerviosa a mi madre por tal situación, no hizo mas que acrecentar mi curiosidad y decisión por averiguar que había mas allá, además de consultarle insistentemente a mi madre porque tanta prohibición y al parecer miedo de parte de todos los habitantes, fue entonces cuando ella me contó toda la verdad.

Hijo mío lo que sucede es lo siguiente, hace mucho tiempo cuando recién nuestros padres llegaron a habitar estas tierras, estas ya tenían un dueño, el cual era un gigante enorme y trabajador, que habitaba hace mucho tiempo y el cual había cuidado muy bien todo lo que le rodeaba viviendo de la pesca, sembrando y extrayendo carbón de minas para poder calentarse en los inviernos duros y tempestuosos de esta zona, en un principio al gigante no le gusto la idea de que llegara gente desconocida a molestarlo pero nuestros padres le rogaron que les permitiera vivir aquí ya que se veía que esta era una tierra rica y fértil para vivir, lo que el gigante asintió pero con la condición de que el delimitaría la tierra y no quería que nadie lo molestara nunca jamás o sino el pacto de paz terminaría y el nos destruiría, nuestros padres agradeciendo prometieron nunca molestarlo, el gigante se fue no sin antes enseñar a nuestros padres los secretos de la pesca, agricultura de hortalizas y la extracción del tan preciado mineral, advirtiendo además que no abusaran en la extracción del mineral ya que la tierra y la naturaleza daba todo en su medida para que los seres puedan vivir, luego le dicto los limites diciendo a la vez que enterraba una estaca, desde este sector hacia el sur pueden recorrer y vivir pero desde esta estaca hacia el norte caminare quinientos pasos, desde donde comenzare a edificar mi casa y no quiero que nadie traspase o merodee por este terreno neutro, al que sorprenda haciendo lo contrario lo haré mi comida.- Dicha estaca fronteriza se coloco donde hoy esta la calle Lota cerca de la población Laurie-una vez entendidas las prohibiciones el gigante se fue y nunca nadie lo ha vuelto a ver. Por eso hijo mío es que nadie se atreve a romper esa promesa. Yo mire a mi madre y le dije, entonces el gigante es malo, no hijo mío dijo ella lo que sucede que el solamente quiere estar tranquilo y que nadie se meta en sus asuntos, pero si no fuera por el, nosotros no sabríamos todo lo que hoy sabemos y que nos sirve para vivir.-Aun así yo seguí pensando en que el gigante era malo-.

Pasado los días la idea de ir a conocer fuera de los limites fue en aumento, hasta que me decidí y emprendí viaje, camine por un buen rato, mirando hacia todos lados, mi corazón latía desesperadamente por la ansiedad y el temor, después de un buen rato de caminar hacia el norte llegue hasta donde había una arboleda y en medio de esta se divisaba una torre al parecer con una campana, quería seguir caminando mas el temor no me lo permitió y volví a mi casa antes de que mi madre se preocupara por mi ausencia. Al llegar a casa me encontré con mi padre al que interrogue con lo mismo que a mi madre, papa que hay mas allá del paraje de arenas, el me respondió nada que a usted le interese hijo, pero porque papá y el me dijo algún día lo sabrás ya y anda a hacer tus cosas mejor. Me fui pero pensando en su respuesta, algún día lo sabrás, para mi esto fue como si alguien me hubiera dicho si te atreves lo sabrás, era como una invitación a investigar, cosa que emprendí nuevamente tres días después, ahora con más incógnitas.

¿Existirá realmente dicho gigante, será peligroso, que tan grande será? eran preguntas a las que nadie sabia realmente la respuesta pues nadie de los que vivían en el villorrio había conocido al gigante.

Mientras caminaba parecía que el tiempo corría mas lento, pero en realidad no era así y al cabo de unos veinte minutos llegue donde se divisaba una arboleda preciosa y con jardines de flores de igual belleza, en medio de todo se alzaba majestuoso un enorme castillo con una torre en su costado además de una serie de banquillos de piedra que adornaban aquel castillo, luego corrí hacia uno de esos bancos y me escondí debajo ya que estos eran muy bastante grande como para esconder una persona adulta, desde allí pude observar de mejor manera todo el bello paisaje. De pronto, algo en el aire llamo mi atención y mas aun al darme cuenta que ese algo era una hoja de papel casi de mi porte que venia cayendo, cuando llego al suelo mire hacia todos lados y al no ver a nadie corrí a verla, pude notar que las letra era de caligrafía hermosa pero no entendí el idioma. Estaba en eso cuando de pronto todo a mi alrededor se nublo, como si una gran nube hubiera tapado el sol, al girar mi cabeza para mirar que era, que espanto, mi corazón dio un salto enorme u mi respiración se corto de golpe, no podía dar crédito a lo que veía, pues ante mi estaba parado el que era mi mayor enigma, el que ocupara ya hace varias semanas mi pensamientos y mis pesadillas, “ El gigante” no hice mas que verlo y me desmaye en realidad no se cuanto tiempo abra pasado hasta que recobre el conocimiento y cuando desperté me encontraba en las manos de aquel enorme coloso, al verme ahí di un grito de espanto y volví a desmayarme, para despertar solo cuando un poco de agua refresco mi mejilla, el gigante había mojado una pluma y me mojo la cara, cual enorme seria mi sorpresa al encontrarme con sus dos enormes ojos mirándome fijamente, lleno de terror pero sin desmayarme esta vez, le rogué a gritos que no me comiera, por favor señor gigante le prometo que jamás volveré a molestarlo, se lo juro pero por favor suélteme, suélteme.

Que te pasa chiquillo, me dijo el, de donde sacaste tu esa idea que te voy a comer.

Mi madre me contó del pacto que hizo usted con nuestros padres y lo que pasaría si este no se cumplía.

Ah, ahora comprendo, pero eso fue hace muchos años, además hoy ya comí y no tengo hambre, dijo el gigante, con un rostro burlón, esbozo una sonrisa y dijo, bueno ya estas aquí así que esperare a que te repongas del susto que te cause y luego te iras para no volver jamás, haber si así me olvido de esto y no destruyo a tu pueblo, yo mirándole aun con espanto asentí, mas cuando hubo pasado un rato me anime a hablarle, mientras el sentado en una especie de mecedora, escribía en un inmenso papel .

Sr. Gigante, Sr. Gigante, (musite)

Que quieres chiquillo, ¿ya te vas?

No, es que quería preguntarle, si es que no fuera mucha la imprudencia, ¿que es lo que escribe? Claro que es imprudencia y además un chiquillo como tú que solo le interesa corretear pájaros y andar molestando a los demás que va interesarle la escritura.

Mucho le respondí, pues siempre he soñado con ser un poeta famoso y reconocido por todos. Así sin darnos cuenta como sucedió no entablamos en una conversación muy agradable y sin temor, al menos de mi parte. De pronto me interrumpió diciéndome, ya muchachón, es hora de que te vallas. Si señor le respondí y me marche. Cuando había caminando unos pasos me volví y le grite, señor gigante.

Que quieres ahora, me dijo.

Otro día nos vemos respondí.

El sin decir nada volvió a sumirse en su escritura y yo me fui corriendo hasta mi casa, feliz, porque sentía que había encontrado a un amigo porque me había dado cuenta que el gigante no era malo, sino que eso era lo que hacia pensar a la gente de mi pueblo para que no lo molestaran.

Al llegar a mi hogar, mi madre preocupada, me pregunto en donde había estado, que hacia ya dos horas que me buscaban y que pensaban que había salido de los limites y que el gigante me había comido. No mama le dije, ni Dios lo quiera, lo que paso es que seguí un conejo en el bosque y como me canse me recosté en el pasto y me quede dormido. Esta bien siéntate para que comas y después te acuestas.

Esa noche casi no pude conciliar el sueño pensando en el día en que me encontraría de nuevo con mi amigo.

Luego de pasada una semana logre escaparme para ir donde el gigante, al llegar hasta allí se encontraba el arreglando el jardín de su casa y plantando nuevas flores.

Al verme pregunto, andas perdido, no, le respondí quise venir a verlo y conversar con usted.

Y que quieres conversar.

No se de cualquier cosa, por ejemplo, si no le molesta me gustaría saber si es verdad que usted come gente.

El gigante me miro y sin poder contener la risa y su risa parecía un trueno que me hacia temblar.

De que se ríe, le pregunte.

Como no me voy a reír, si eso fue una tontera que invente para que no me molestaran, pero veo que con tigo no dio resultado.

Y entonces de que se alimenta.

Bueno de lo mismo que ustedes, solo que mayores cantidades, por ejemplo hoy al desayuno me serví un barril de leche, una tortilla que pesaba como siete kilos y una pierna de vaca a veces me meto al mar y pesco una albacora un lenguado una rica sierra en fin lo que la naturaleza me quiera regalar, además tengo sembrada una hermosa hortaliza para satisfacer mis necesidades y muchas plantas y árboles frutales que alcanzarían para alimentar a todos ustedes por años.

Ah, que divertido y rico suena todo.

Te gustaría salir con migo un día de estos, me pregunto.

Habla en serio, claro que me gustaría. Y así cierto día, me subió en sus hombros y me llevo a conocer el mar bien afuera, vi muchos peces de todos tamaños, después recorrimos sus plantaciones, con semillas fertilizadas con un fertilizante que el mismo fabricaba no se de que, el que hacia que las plantas y árboles crecieran enormemente.

Así pasaron días, semanas, meses de una muy grande y hermosa amistad, amistad de la cual nadie en mi pueblo estaba enterado ya que para ellos el solo hecho de nombrar al gigante era de temor.

El gigante me comento en cierta ocasión que hacia años que no hablaba con alguien

Y que a veces se sentía muy solo y triste .cuando dijo eso fue la primera vez que sentí pena por aquel al parecer indolente coloso.

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