Por FaraBu
El recuerdo de un pasado que se mantiene vivo, aunque aquellas colosaless estructuras para la época, el tiempo se ha encargado de sepultarlas una cultura que paso tras paso huellas sobre el camino a dejado. Cada marca en el sendero tiene montones de personas maquinarias nos involucra somos parte de la historia la que hemos fabricado, lo que llegaremos a hacer somos los constructores de nuestro propio destino. Un gran conjunto de personas que morando sobre esta comuna “Coronel” todos en un barco cada habitante con un remo si vamos en la misma dirección nos movemos hacia las metas en el horizonte que nuestro capitán nos transmite y nos hace sentir parte de ellas.
El antiguo camino de dos rieles paralelos y sus perpendiculares durmientes que aún se
mantienen bajo el sueño eterno, guardan secretos. La hermosa estación ferroviaria, el
transporte que movido por el fruto de la tierra extraído de las entrañas de sus suelos, con el
gran esfuerzo de personas como tú y yo que sumados aumentamos el resultado.
El característico sonido, lo interpretamos y sabemos que el viaje comienza, dentro de los
vagones mucha gente que amablemente comparte su dialogo aquella fraternidad ya no
existe se fue con el antiguo tren.
La oscuridad más absoluta no se compara con lo que vivieron bajo el nivel del mar, una labor diaria, el negro sudor, el molde de las herramientas en sus manos, largas horas de trabajo ¿Cuanto somos capaces de hacer por existir? Explotar los recursos que descubrimos, tan arriesgada labor, las vidas de muchas personas rondan aquellos túneles llenos de historia popular que contadas generaciones tras generaciones con todas las deformaciones que ello implica se mantienen vivas, el temor a que en cualquier momento se desencadene la reacción del grisú. Un pájaro de esperanza en él la atención puesta, la vida depende de un hilo amarrado a una base temblorosa, picota y casco que porta la luz, esperanza viva.
El mar baña nuestras costas, el turismo se atribuye a ti “Playa Blanca” rocosa, de arena como la tuya pocas, el verano se hace notable, estamos en el destino de muchos chilenos y algunos extranjeros que he encontrado disfrutando de lo que solo tú puedes dar. En las aguas que me ensañaron a nadar y luego años más tarde a bucear, el aire que contienen mis pulmones me hace posible por poco tiempo deleitarme de tu paisaje submarino, la diversidad de vida que mantienes bajo ti, la productividad que produces ¿Cómo agradecer? Muchas familias se mantienen por lo que brindas, sin dejar de mencionar al pescador, las frías mañanas son el comienzo incierto de lo que recolectara, sin perder la esperanza se adentrar a lo que puede ser el no regresar más a tierra ¿Cuántos como tú? Basta con visitar el puerto pesquero para ver todo tipo de embarcaciones. Una verdadera pasión, lobos de mar son llamados algunos surcadores de mar experimentados.
En ningún otro lugar existe el privilegio de tener tal diversidad ecológica, sin dejar de lado los recuerdos esta es otra parte viva y latente, los años de fuerza y fervor del que pasaba en busca de un niño con destino al cerro a él lo acompañaba su perro que devuelta a casa amarrado a su cuello portaba una gran vara de algún árbol que tras ser golpeado en reiteradas ocasiones con el hacha cedía su postura robusta para llegar al suelo, por mi parte temeroso por las extensas tierras, gran cantidad de mora en mi cesta para luego disfrutar del calor de la madera, el fuego cocina la mermelada de mora que se disfruta en familia. Así sabe mejor.
La arcilla de la superficie del suelo se esculpe para dar forma al arte, la creatividad se eleva
y conlleva a formar lo que se conoce como horno, todavía se ven varios si se recorre la
comuna.
La dueña de casa no pasa por alto con sus manos llenas de harina, como un juego para
niños soba y mescla los ingredientes para obtener la masa, diseñar el pan, el toque peculiar
de cada mujer, espiga de trigo, estrellas y variadas formas dibujan sobre la cara superficial
del pan.
La escoba de retamillo barre el interior de donde se cosera el pan, la hoguera arde el fuego
en el interior del horno por varios minutos para luego retiradas las brasas se coloca el pan
en su interior se cuece y a disfrutar con mantequilla.
La erradicación para la mayoría una solución, una forma para superar la pobreza, para
otros una injusta forma de intercambio, pese a las rivalidades todos ya no habitan donde
hoy se establece el que es la puerta más grande del país al mundo, decenas, para ser más
exacto cientos de metros, cada enlace hacia el nuevo mundo es un estacionamiento para
gigantes barcos. Aportando a la comuna mantienen una buena imagen, cientos son las
personas que laboran en el puerto.
Rostros de personas que sin mucho mirar se notan que son extranjeros se hacen común en
el pequeño centro de la comuna que cada día crece, crecimientos que con el esfuerzo de
nuestros emprendedores mañana seremos más.
El costo de la falta de trabajo ¿Qué precio hay que pagar? La energía como una necesidad
básica, el establecimiento de centrales hidroeléctricas, la construcción, la mano de obra,
combaten los dos dígitos de cesantía que son la penuria de muchos padres y madres de
familia, el ingenio en su máxima expresión se hace evidente al momento de sobre vivir.
La información al servicio de “todos” visito la página web de mi comuna, la hice un hábito
en mis viajes náuticos, redes de internet que atrapan a los más vulnerables, los niños. Los
padres por facilitar el estudio de sus hijos contratan el servicio que sin una supervisión de
los mayores se hace peligroso para los usuarios menores de edad. La lucha, el esfuerzo de Coronel por superar el analfabetismo informático.
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